miércoles, 15 de febrero de 2012

Gazpacho western

Lo que sigue es un cortometraje que escribí hace años. Fue, para mí, un antojo cinéfilo: no tuve, en ningún momento, intención de llevarlo a cabo. Bebe de mi nostalgia por aquel cine en el que Clint Eastwood escupía frases contundentes dirigido por un italiano llamado Sergio Leone en el desierto almeriense. Visto hoy ese cine me produce más nostalgia que placer, ya que ahora asocio el western, en mayúsculas, al nombre de gente como John Ford. Ahí queda.


Suenan dos disparos de revólver: abre sobre negro.

l. LLANURA. DÍA

"Algún lugar de la frontera entre Arkansas y Texas. 1865"

Dos pistoleros frente a frente en un llano en medio de la nada que es el desierto. Uno lleva el uniforme de la Unión y unos cubrepantalones rojos. y el otro una camisa blanca, sin cuello, manchada de sudor y de polvo. Y unos pantalones marrones gastados, sujetos por unos tirantes de cuero marrón. Le protege del sol un sombrero de ala ancha y un viejo guardapolvos gris, y sujeta extendido un colt Navy de 1851.
El de la Unión cae de rodillas y se inclina ligeramente hacia delante, aún con el Smith & Weeson en mano. Se le cae el sombrero y rueda por el suelo.
El primer pistolero se acerca lentamente al soldado caído. Suenan el viento y sus espuelas. Mientras camina un leve hilo de sangre sale de un agujero en su camisa. Tiene un disparo en el vientre. El de la Unión levanta la mirada y lo observa mientras se acerca. El pistolero se para a un metro de él.

RED LEG: ¿Quién?

PISTOLERO: Cualquiera.

El soldado levanta el revólver y el otro le agarra la muñeca, desviando el disparo, cuyo eco se funde con el relincho de un caballo herido. Un peso cae muerto fuera de plano. Le suelta el brazo, y el soldado hace afán de volver a disparar. El pistolero le dispara al hombro. Un chorro de sangre vuelve a manchar la arena. Su revólver rueda por el suelo. Una patada en el pecho lo derriba. Intenta arrastrarse, oye como el otro amartilla su arma y se vuelve.

RED LEG: No quiero morir

El pistolero reflexiona, apuntando al otro, y decide des- amartillar su revólver. Lo guarda en el cinto, se da la vuelta y se aleja.

RED LEG: ¡Me comerán los buitres!

PISTOLERO: A mi caballo también.

2. DESIERTO. DÍA

El pistolero camina lentamente por el desierto. El sol aún está muy alto, lo mira y se echa el sombrero hacia delante. Las botas le pesan, se tropieza con cada piedra que se encuentra. La mancha de sangre, poco a poco, se extiende por su camisa. Se echa la mano al bajo vientre.

Corta a:

El horizonte se funde con el agrio paisaje una casa vieja, a la que el pistolero se acerca.

3. TERRAZA DE LA CASA. DÍA

Un anciano se asoma por la puerta de su casa. Sale a la marquesina con una taza de café en la mano. Sorbe un trago mientras mira el horizonte. Viste unos pantalones con unos tirantes colgando, y una camiseta interior. Lleva barba de varios días y arrastra una cojera. Se oye el crujir de madera contra madera, y al girarse se encuentra al pistolero balanceándose en una vieja mecedora. El guardapolvos le cubre la herida, pero no la mancha que se extiende por la camisa. El hombre la mira y se encuentra con la mirada del otro. Sorbe otro trago, mientras cavila.

ANCIANO: ¿Lo has hecho?

El balanceo asiente por él.

ANCIANO: Pasemos dentro, te daré un vaso
de agua.

4. CASA. DIA

Pasan dentro.

ANCIANO: Siéntate, ahora vengo.

El salón está presidido por una enorme bandera confederada. Se sienta en una vieja silla de madera con posabrazos delante de un viejo escritorio con papeles y una primitiva máquina de escribir. La casa es grande, pero parece vacía. Una vieja fotografía muestra al anciano junto a una joven y dos niños.

El viejo echa agua de una jarra en una taza y vuelve al salón. El pistolero está tirado en la silla con el abrigo abierto. dejando ver su herida y su colt. Tiene la mano izquierda en un bolsillo del abrigo, y la otra sobre la pierna. Encima de la culata del revólver. El anciano se acerca y le da la taza. La coge con la mano derecha y mira dentro, el agua tiene una textura marrón. Bebe un trago.
El anciano se sienta tras el escritorio.

ANCIANO: ¿Te dijo algo?

PISTOLERO: ¿Que te interesase a ti?

ANCIANO: Cualquier cosa

PISTOLERO: Nada que te importe. Dame lo acordado.

ANCIANO: Enseguida...

Termina su café y deja la taza en una esquina del escritorio. Se dispone a abrir un cajón.

ANCIANO: 1000 dólares, ¿no?

El pistolero asiente con la cabeza. El viejo señala con la mirada su herida.

ANCIANO: Veo que estás jodido...

En el cajón junto al dinero guarda un viejo colt, que agarra y amartilla y extiende en un abrir y cerrar de ojos:

PISTOLERO:No menos que tú...
Saca la mano del bolsillo y comienza a tirar al suelo balas, una a una, hasta seis. El viejo mira su revólver y mira las balas. Se tira al suelo lo más rápido que puede intentando coger una, gritando:

ANCIANO: ¡Bastardo!

Mientras el viejo intenta alcanzar una, el “pistolieri” suelta la taza y agarra su revólver, lo amartilla y dispara. Un chorro de sangre salta de la parte superior de la cabeza del viejo y cae sobre una alfombra, a la vez que el viejo y que la taza, rompiéndose y derramando el agua marrón por el suelo. 

El pistolero se levanta con cierta dificultad, enfunda su revólver y pasa por encima del muerto para llegar al escritorio, donde se sienta. Coge la bolsa con el dinero del cajón y lo pone encima de la mesa. Se asoma dentro. Coloca uno de los folios que hay allí en la máquina y escribe algo.


Corta a:

Sale del granero anexo a la casa con un caballo. Se monta en él. Lleva un folio escrito en la mano, que dobla y guarda en un bolsillo interior del guardapolvo. Sale de plano

5.EXTERIOR. DÍA

Llega a caballo a un llano bajo un árbol dificultad, saca una pala del petate amarrado al caballo y cava un hoyo de un metro. Introduce el saco con el dinero, y comienza a taparlo.

Corta a:

Descansa sentado bajo el árbol un momento, bebe agua de su cantimplora y se levanta. Monta a caballo y se aleja.

6. EXTERIOR WESTERN UNION. DÍA

El pistolero se baja del caballo como puede. Amarra el caballo a una baranda. Está muy blanco y tiene ojeras. Cruza la calle y se dirige a un edificio de correos.

Corta a:

7. LADERA. ATARDECER

El pistolero cabalga lentamente, ladeado, desviándose de la normal. El sol está a punto de ponerse. Descuelga su cantimplora de la montura y bebe un poco. Se levanta el cuello del guardapolvos intentando alejar el frío. Ya apenas pierde sangre. El revólver a la cintura le molesta, así que se lo quita y lo enrosca en la silla. Se le cae el sombrero, pero no lo recoge. Se echa la mano al vientre, y con una mueca, se dobla sobre sí mismo, apoyando la cabeza en el saliente de la montura.

(Plano general)

El jinete cae del caballo y el día llega a su fin. La imagen se funde en negro.

8. INTERIOR VIVIENDA. DÍA

Abre de negro:


Un buzón de madera en primer plano. En segundo plano unos niños juegan en un jardín donde hay flores de cáctus. En tercer plano una casa destartalada. Alguien echa una carta al buzón. Los niños gritan emocionados a su madre.

NIÑOS: ¡Una carta, mamá!

A través de una panorámica vemos el resto de la escena: una mujer muy joven, delgada, demacrada y pálida, sentada en una mecedora en la marquesina de una casa hecha pedazos mirando al horizonte. Su ropa raída. Se levanta por la carta, preocupada. Llega al buzón, la recoge y abre el sobre.

Los créditos aparecen sobre negro. 
Marzo de 2008.