Hace poco leía 100 recomendaciones de Martin Scorsese, que él llamaba 50 placeres culpables y 50 placeres no culpables, o lo que es lo mismo, 50 películas geniales y 50 que, sin serlo, tenían algo que las hacían disfrutables.
Harper es uno de los placeres culpables interpretados por Newman, como lo son Los indeseables, El juez de la horca o El castañazo. Tiene el aroma del cine negro de los 40 (Bebe de El sueño eterno de Howard Hawks o El halcón maltés de John Huston) pero revisado, actualizado. No es tan buena como la reinterpretación que hizo Polansky del género en Chinatown (de la que algún día escribiré porque es de mis películas favoritas) pero si es mejor que El largo adiós de Robert Altman, que adaptó al cine la novela de Raymond Chandler, llevando a los 60 a un personaje que en la gran pantalla inmortalizó Bogart en El sueño eterno.
Hay que empezar diciendo que Jack Smight, director de Harper, no es Roman Polansky, y que el peso de la película recae, por un lado, en el guión de William Goldman (que más tarde escribirá Dos hombres y un destino) y por otro, en la carismática actuación de Paul Newman.
¿Quién es Harper? Lew Harper es un hombre que por las mañanas, cuando suena el despertador, ya está despierto, porque no puede dormir. Que necesita lavarse la cara con agua mezclada con cubitos de hielo para disimular las ojeras. Que hace café con un filtro usado porque ha olvidado comprar unos nuevos. Que mastica chicle en vez de fumar tabaco y que no bebe antes de almorzar. Lew Harper un detective privado que se pasa día tras día espiando a adúlteros en sucias habitaciones de hotel, y que se encuentra ante sí un gran caso y no quiere dejarlo cueste lo que le cueste, porque le hace sentir vivo. Que está divorciándose de su mujer, Janet Leigh (aquella que moría en la ducha en Psicosis) y que es propenso a inventarse personalidades (delirantes) con las que recabar información de las personas que él considera sospechosos y a recibir golpes de todo bicho viviente hasta decir basta.
A través de un amigo abogado le llega el encargo de investigar la desaparición de su cliente, un multimillonario de Los Ángeles propenso a emborracharse y regalar montañas. Su mujer (Lauren Bacall) es una arpía cuya ambición es vivir más que su marido, su hija, enamorada del piloto de la familia, parece ser la elegida por su padre para casarse con el abogado, amigo de Harper, y todos parecen a priori sospechosos de la desaparición. La trama está llena de giros inesperados, como manda la tradición del noir, pero el ambiente, la música, e incluso el humor, son muy de la década de los 60.
Los diálogos son geniales. Cuando, tras ser atropellado, alguien le pregunta si está bien, Harper responde “si, sólo estoy cansado de oír esa pregunta”, o cuando Harper va con la hija del desaparecido a ver a un gurú al que su padre regaló una montaña, ella le pregunta: “¿Por qué va tan rápido, Harper?, ¿Es que intenta impresionarme? Y él responde “Tu forma de empezar una conversación impide continuar esa conversación”, tras lo cual ella pregunta “¿Por qué su mujer intenta separarse de usted?, y él vuelve a contestarle “tu forma de empezar una conversación impide continuar esa conversación”. O aquella otra en la que llama a su (todavía) mujer haciéndose pasar por otro diciéndole que ha ganado unas clases de baile gratis para impresionar a su marido. La palma se la lleva la secuencia en que Harper vuelve a casa de Janet Leigh herido tras recibir una paliza y ella le abre la puerta y le pregunta ¿Qué haces aquí? Y él responde “Tengo frío”, y ella le pregunta “¿Qué quieres de mí?” Y él responde “Alguna palabra amable”, tras lo cual ella, que lo conoce, le espeta “¿Y qué más?” Que él responde con un “todo lo que pueda conseguir”.
Al parecer Paul Newman decía que le daba suerte la letra H, e hizo que el guionista cambiara el nombre del personaje, Lew Archer, por otro que empezara en H, y que ese fuera el título de la película. Leyenda o no lo cierto es que algunas de sus mejores interpretaciones están en películas que llevan la H en el título: The Hustler (El buscavidas), Hud, Cool Hand Luke (La leyenda del indomable), Hombre, The Hudsucker proxy (El gran salto). Otras curiosidades son que el coche que lleva lo eligió el propio Newman, y que tengo unas gafas de sol iguales que las que lleva durante los créditos mientras conduce por una autopista de L.A. Newman volverá a meterse en la piel de Lew Harper diez años después en Con el agua al cuello, junto a su mujer Joanne Woodward y a una Melanie Griffith muy joven, y en los 90 interpretará una vez más a otro detective en Al caer el sol, una película de Robert Benton (director de Ni un pelo de tonto) con Susan Sarandon y Gene Hackman.
Harper. 1966. Color. PRODUCTOR: Jerry Gershwin y Elliott Kastner. DIRECTOR: Jack Smight. GUIONISTA: William Goldman. FOTOGRAFÍA: Conrad Hill. MÚSICA: John Mandel. INTÉRPRETES: Paul Newman, Lauren Bacall, Julie Harris, Shelley Winters, Robert Wagner, Janet Leight, Arthur Hill, Pamela Tiffin, Robert Webber.
No hay comentarios:
Publicar un comentario