Driver conduce coches durante atracos. Sólo conduce. No sabe
de armas ni tiene que ver con los robos. Como tapadera trabaja en un taller y
es extra de escenas de riesgo en Hollywood. Vive en un barrio deprimido a las
afueras de L.A. y lleva su vida como si fuese un monje o un samurái. Un día rompe su
política de no meterse donde no le llaman y entabla una extraña relación con su vecina de al lado y el hijo de ésta, que se complicará cuando el marido de la chica salga de la cárcel: le debe dinero a
unos tipos que intentan obligarlo a dar un último golpe, y Driver los
ayudará. El atraco sale mal y pronto
descubre que había sido planeado para que saliera de esa manera, y caerá en una espiral de violencia de trágicas consecuencias.
Drive adapta una novela de un tal James Sallis al que no he
tenido el placer de leer. Y tiene todos los ingredientes del noir: un héroe en
claroscuros, sin pasado, con un férreo código moral, conduciendo hacia la
oscuridad en una ciudad aún más oscura, habitada por tipos viles que juegan a
dos bandas, sin honor ni palabra, o por perdedores; entregado para salvar a una
chica y su hijo, únicos personajes puros, verdaderos merecedores de una única
posible salvación en esta historia.
El reparto es todo un lujo. Lo encabeza Ryan Gosling, que se
está ganando a pulso ser de lo mejor que ha dado la industria hollywoodense en
años -consigue que quieras llevar una chupa con un escorpión a la espalda
y un palillo entre los dientes, que no es poco-, Carey
Mulligan -magnífica en An education-, Ron Perlman, Christina
Hendricks -Joan Holloway en esa obra maestra de la televisión que es Mad Men- y el genial Brian Cranston -protagonista de Breaking Bad, que no tiene nada que envidiarle a Mad Men-.
Del director no se nada. Se llama Nicolas Winding Refn, es danés y
éste es su debut en EEUU. Con esta cinta ha ganado en Cannes la palma de oro al mejor director y lleva ya un tiempo haciendo cine. Habrá que
echarle un ojo. Planifica con estilo alejándose de la tónica recurrente en Hollywood, no es nada exhibicionista, consigue un ritmo propio de un coche de carreras y sabe elegir bien sus referencias cinematográficas, consiguiendo englobarlas en la película sin que ninguna pieza chirríe. Una de éstas referencias es Le
samouraï. Ryan Gosling interpreta su personaje con el hieratismo que hizo
eterno el personaje que interpretó Alain Delon en la película de Melville, y como
Jef Costello, Driver tiene un férreo código moral que rige su día a día. También pone un ojo en The driver, de Walter Hill, que tiene un argumento en
la línea: un chófer para atracadores, sin nombre ni pasado, es acosado por un policía que intenta cazarlo a toda costa. Si esto lo
aderezas con música pop de los ’80, violencia -puntual y muy bien concentrada-
heredada del cine coreano más reciente, persecucines muy bien rodadas, una fotografía sórdida y una historia de amor platónica, tienes una
de las mejores películas del 2011.
Drive. 2011. 100 min. Thriller. Noir. Drama. Color. DIRECTOR: Nicolas Winding Refn. GUIONISTA: Hossein Amini. MONTAJE: Matthew Newman. FOTOGRAFÍA:Newton Thomas Sigel. MÚSICA: Cliff Martinez. INTÉRPRETES: Ryan Gosling, Carey Mulligan, Bryan Cranston, Albert Brooks, Oscar Isaac, Christina Hendricks, Ron Perlman.